viernes, 23 de mayo de 2014

El descalabro...

Como bien sabes, hace unos días acabó la Feria de Abril de Sevilla 2014. Una feria que, por otra parte, se ha celebrado casi en su totalidad en el mes de mayo, más por decisión política que por otros motivos sin fundamento que nos han querido vender como los reales de tal hecho. En el plano artístico, ha habido pocas cosas que resaltar. Sin embargo, fuera de lo estrictamente taurino sí que ha habido demasiados aspectos reseñables. Y es que aquellas desafortunadas declaraciones de Eduardo Canorea en las que arremetía contra Morante, El Juli, Manzanares, Perera y Talavante el pasado mes de diciembre, han traído demasiadas consecuencias. Y todas negativas. Lo he dicho muchas veces. Siempre he estado de acuerdo con el fondo de lo que dijo Canorea contra estos toreros, pero no así con las formas. Aun así, el descalabro de la Feria de Abril de Sevilla no ha sido sólo culpa suya. Esos cinco toreros que he nombrado anteriormente también tienen su parte de responsabilidad en lo sucedido. Ahora más que nunca es cuando hace falta que todos rememos al mismo tiempo y en la misma dirección y ellos no lo han hecho. La consecuencia de todo ello la hemos podido ver en los tendidos de la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla tarde tras tarde. Tan sólo tres días han rozado el lleno, quedándose en un tres cuartos largos. Me refiero evidentemente al Domingo de Resurrección con la corrida de Miura y Manuel Escribano y Daniel Luque en el cartel, la tarde de la reaparición de Enrique Ponce en la alternativa de Javier Jiménez y la del penúltimo día de feria con los mediáticos Padilla, El Cordobés y El Fandi en el cartel. El resto de días, media entrada o como mucho algo más de media. Evidentemente, en el descalabro de la asistencia de público a la plaza, la culpa no sólo la tienen las cinco figuras que no han ido a Sevilla, que la tienen en parte. La otra proporción de culpa, si cabe más grande, la tiene la empresa Pagés al no haber rebajado el precio de las entradas. Es cierto que han bajado los precios en los abonos, pero no así en las entradas sueltas, las cuales han mantenido sus altísimos precios de años precedentes. De lógica es que si das un espectáculo cuya producción es mucho más barata que si lo hicieras con toreros más caros, debes de reducir los precios en las localidades. Tan simple y justo como eso. Pues bien. Eso no se ha hecho. Yo que soy un aficionado empedernido a esto podría ir y pagar un pastón por ver un cartel cualquiera en Sevilla, pero el público de a pié, ese que le da lo mismo ir a los toros que al fútbol o al teatro no. Y eso se ha notado en los tendidos. Como se ha notado también el calor. Dicen que este mes de mayo ha hecho en Sevilla el calor de agosto. Como comprenderás, con treintaicinco grados al sol es difícil sentarse en una piedra durante dos horas y media. Y eso ha pasado también. Seamos justos y digámoslo. Lo que no se ha dicho por parte de algunos periodistas interesados ha sido la verdad en cuanto a la asistencia de público a los festejos de Sevilla. Y es que se ha manipulado la verdad en cuanto a las entradas tarde tras tarde. Ciertos periodistas han dicho y escrito en sus crónicas que en las tardes de tres cuartos ha habido media plaza o en las de media un cuarto. Profesionales de la información que previamente han recibido el consabido sobre de las altas esferas del toreo con el propósito de reventar la feria. Días antes había pasado lo mismo en Málaga pero al revés: en una entrada de tres cuartos el Domingo de Resurrección con Morante y Juli se puso el "no hay billetes". Y lo puso la empresa por beneficio propio y algunos periodistas lo dijeron por el suyo también. Pero la Feria no sólo la han reventado Canorea, el G5, el alto precio de las entradas, el calor de agosto en mayo o los periodistas del sobre. La Feria se la han cargado también algunos ganaderos que todos conocemos, adalides de las figuras, que han mandado a Sevilla otros toros muy distintos a los que en un principio iban a ir a la capital hispalense antes de que estallara la guerra entre Canorea y el G5. ¿El motivo? No se sabe. Hay quien dice que la misma empresa, tras confirmarse la ausencia de las cinco figuras y en su afán de abaratar costes, pidió a esos ganaderos ya apalabrados animales de peores reseñas y por tanto más baratos. Por contra hay también quien dice que ese cambio de ganado ha venido provocado por un cónclave entre las figuras y sus ganaderos predilectos con el fin de desprestigiar y/o reventar la Feria. Sea como fuere, nunca lo vamos a saber con certeza, a pesar de que al menos un ganadero de los que han fracasado estrepitosamente en el ciclo abrileño le haya reconocido en petit comité al periodista Pedro Javier Cáceres que al no ir las figuras la corrida que había mandado había sido otra. ¿Por qué? Sólo él lo sabe. Demasiados aspectos que han hecho que la Feria haya sido un fiasco en todos los sentidos. Comentan en Sevilla que los más cabreados de todos son los hosteleros, que no han hecho ni la mitad de ingresos que en años precedentes. Y eso amigo, sí que es serio para una ciudad que en cierto modo vive del turismo. En el tema estrictamente taurino hay que decir que, a mi gusto, han destacado sobre todos los demás Antonio Ferrera, Juan del Álamo, Enrique Ponce, Javier Jiménez, Diego Ventura y Gonzalo Caballero en el plano de los matadores. Sobre todo Ferrera, el cual hizo la mejor faena de la Feria ante un gran toro de Victorino Martín el último día de Feria. Pocos toreros hay ahora mismo al nivel de Antonio. En cuanto a las ganaderías, la mejor en conjunto ha sido la de Montalvo, que echó una extraordinaria corrida de toros, la cual no fue del todo aprovechada por los espadas. Aparte, hay que destacar un sobrero de Parladé que hizo sexto el sábado 3 de mayo al que Javier Jiménez le cortó una oreja, el toro "Niñito" de El Pilar, declarado como mejor toro de la Feria y que en otras manos distintas a las de David Mora podría haber sido hasta de indulto, y los extraordinarios cuarto y quinto toros de la corrida de Victorino el último día. Como ves, poco o casi nada. De los petardos vergonzosos de Daniel Ruiz, Garcigrande, Juan Pedro y Jandilla no voy a hablar, siquiera porque me los esperaba. Después de los conciliábulos y tejemanejes ya dichos lo he visto hasta normal. Algo que por otra parte ya no me sorprende en absoluto. Tanta paz lleven como descanso dejen...

viernes, 9 de mayo de 2014

La puerta de atrás...

Creo que ya lo he dicho en más de una ocasión. Siempre me he considerado tomasista, oséase, seguidor y admirador del tan cada vez más raro de ver, José Tomás. Fui uno de esos muchos aficionados a los que su personalidad y toreo atrapó allá por el año 1995, cuando apenas era un niño. Tanto yo como él. Una admiración que me mantuvo atento a sus movimientos hasta su primera retirada en 2002 y desde su reaparición en 2007 hasta la actualidad. Eso sí, de él me ha gustado ese toreo puro y verdadero que le caracterizó en su primera etapa y en ocasiones contadas en la segunda. No el suicida. No el temerario. No el loco. El sábado pasado reapareció en la ciudad mejicana de Juriquilla tras 19 largos meses sin torear. Fue en la despedida de su amigo Fernando Ochoa, con el que alternó en un mano a mano con reses de Fernando de la Mora y Los Encinos. Como bien sabes, el pasado año no hizo temporada por una lesión ósea que sufrió en el pie derecho cuando se entrenaba en la finca de Fermín Bohórquez. Y el anterior solamente se vistió de luces en tres ocasiones. Y es que en su hambre siempre ha mandado él. La reaparición de Juriquilla por tanto se esperaba con gran expectación. Todos los medios se volcaron en el evento. La plaza registró un llenazo sin precedentes. Todo genial. Fantástico. Inigualable. Hasta que salió el toro. Bueno, el medio toro. El churri toro. Le cortó dos orejas a su primero y en los dos restantes obtuvo ovación y vuelta al ruedo respectivamente. Tras la corrida halagos. Muchos halagos. Miles de halagos. Cientos de palmaditas en la espalda. Los portales taurinos rebosaban entusiasmo. "Volvió por la puerta grande" decía uno. "Recital de toreo y pasión" decía otro. Ni tanto ni tan calvo amigo. Y en el otro bando palos. Críticas. Improperios. He visto el vídeo de su actuación como diez veces. Toreo bueno hubo. Personalidad también. Toro no. Riesgo y emoción tampoco. José Tomás le hace falta a la Fiesta. Mucha Falta. Cada tarde que torea, este espectáculo está en el centro de todas las miradas. Las taurinas y las no tan taurinas. Por eso mismo, el toro no debe faltar. No faltó en Nimes aquella tarde del 16 de septiembre de 2012, última en la que se había vestido de luces. En cambio, sí faltó el sábado pasado en Juriquilla. Hay que ser sinceros y decir la verdad. Lo sé: José Tomás está ya de vuelta de todo. José Tomás no necesita ir a las grandes ferias a demostrar nada. Él juega en una liga aparte. Por eso creo que tenemos que valorarlo también independientemente de los demás toreros del escalafón. Todo lo que quieras, sí, pero pantomimas no por favor. Esperpentos no. Jabón a destajo no. Lo siento profundamente. No puedo hacer caso a esos teatros que perjudican más que benefician. Quiero verle con un toro serio. Quiero verle compartiendo cartel con los primeros toreros del escalafón. Quiero verle competir. Y por pedir, quiero verle en Madrid. En Bilbao. En Pamplona. Incluso en Sevilla. Mientras tanto miraré a otro lado por más que lo sienta. Puedo criticar más o menos a ciertas "figuras del toreo". Pero al menos estos están en Madrid. Hasta Ponce está, que quizá es al que menos le hace falta. Bajemos un poco del pedestal a José Tomás. Exijámosle en su justa medida. Si no está plenamente es mejor mirar hacia otro lado, por mucho bien que le haga a la Fiesta según algunos cada vez que torea. Esto es un espectáculo de emoción y verdad, no de titiriteros ni bufones. Para eso está el circo o la corte de Carlos V. Seamos sensatos de una vez y si no podemos sacar a un torero por la puerta grande cada vez que torea, saquémosle por la de atrás. Por la falsa. Por la de la decepción. Se llame como se llame el que lleve el chispeante. Ni Juan y José que volvieran...