miércoles, 18 de enero de 2017

Predicar con el ejemplo...

Las subvenciones. La eterna disputa de las ayudas a la celebración de los espectáculos taurinos. Uno de los temas que más en cara nos echan los detractores de la Fiesta y de cuyo asunto no nos podemos defender. O simplemente no queremos.
Parto de la base de que estoy en contra de las ayudas municipales a cualquier tipo de evento social. Creo en la independencia de las cosas y en la fuerza o no fuerza que pueda tener un acto para atraer al público. Siempre he pensado que ese es el auténtico termómetro del interés general hacia algo en concreto.
A los taurinos se nos llena la boca de decir que la Tauromaquia no recibe subvenciones. Que no recibimos un euro para organizar festejos taurinos. Que vamos por el desierto solos y sin cantimplora. Parece que esa es la mejor forma de convencer a los antitaurinos de que con su dinero -y con el nuestro-, no pagamos un espectáculo que hoy en día pasa sin duda por uno de sus peores momentos. Nos gusta más decir que la Tauromaquia genera un montón de ingresos económicos a las arcas estatales en concepto de IVA y Seguridad Social. Eso por no citar la cantidad de puestos de trabajo relacionados directa o indirectamente con la Fiesta y el mantenimiento de un inmenso patrimonio natural como es la dehesa. Eso sí es cierto como que hoy hace un frío que pela. Lo otro no tanto...
No podemos decir que somos autosuficientes y que no necesitamos dinero de las administraciones estatales o municipales cuando todos los que estamos un poco metidos en esto sabemos sobradamente que lo primero que hace un empresario cuando quiere gestionar una determinada plaza es preguntar cuánto dinero le va a dar el Ayuntamiento en cuestión para la celebración de X espectáculos taurinos. Tal cual. Y eso no es todo. Si dicha empresa considera que el Ayuntamiento en cuestión no le da suficiente dinero se va con la música a otra parte. Eso no es así señores. Esa no es la manera de actuar. Y si actúan así luego no digan que somos autosuficientes y que la Tauromaquia no pide ni recibe un euro de ningún tipo de arca pública.
Seamos autosuficientes de verdad. Mantengámonos por nosotros mismos. Señores empresarios. Comisiones taurinas: hagan carteles atractivos y pongan precios al alcance de todos en cualquier sitio y verán como el público responde y llena las plazas. Y si aun así la gente no acude empecemos entonces a pensar que realmente tenemos un problema. Pero hasta entonces no. No tiremos la piedra y escondamos la mano. No pidamos con la boca pequeña y con la grande digamos que no hemos pedido nada. Eso sí: si no hay dinero público para los toros que tampoco lo haya para organizar conciertos u otro tipo de actividad cultural equiparable a los festejos taurinos. Porque estos, querido antitaurino, son otra más de las muchas manifestaciones culturales que hay en nuestro país. Les guste más o menos. Que el Ayuntamiento o la empresa en cuestión trabaje por ofrecer espectáculos atractivos a precios aceptables. Ya entonces que sea la gente la que elija qué quiere y qué no quiere ver.
Y para que todo fuera perfecto, sólo faltaría que el artista en cuestión -sea del tipo que sea-, cobrara según el interés que genera. Pero esto ya es más utópico y necesitaría de un nuevo y peliagudo artículo seguro no exento de polémica. Y es que uno a veces se aburre y le gusta pensar en imposibles...

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