El
reciente y rotundo triunfo en Madrid del toledano Álvaro Lorenzo así lo
demuestra. La regularidad que está llevando en la cumbre Ginés Marín. La
apisonadora Roca Rey, que pocos comentarios merece ya que con cualquiera de
ellos me quedaría corto. La frescura y capacidad de Román o Luis David Adame.
La clase y el arte de toreros como José Garrido, Varea, Tomás Campos o Pablo
Aguado. La inminente explosión de un portento físico como Jesús Enrique
Colombo. La capacidad de Rubén Pinar, Emilio de Justo u Octavio Chacón. La
verdad y pureza de Paco Ureña. Y los Fortes, David Galván, Juan del Álamo,
Javier Jiménez o Javier Cortés, además de alguno que otro que seguro se me
olvida y que están también ahí esperando para tomar ese relevo tan ansiado.
Porque relevo hay. Relevo claro que puede haber. Otra cosa es que se lo quieran
dar tanto los que están arriba como los que manejan el cotarro en los
despachos.
Nunca
he sido partidario de las carreras largas de los toreros. Creo que quince años
de alternativa debería ser una buena media pata que los toreros se cortaran la
coleta definitivamente. Y no sólo para que ellos mismos disfrutaran de un
descanso más que merecido, a ser posible en sus propias fincas y disfrutando
del dinero de sus triunfos y su sangre derramada en los ruedos, sino también
para dejar paso a los que vienen detrás, a los que necesariamente tienen que
renovar el escalafón de figuras.
Ha habido épocas en las que la posible renovación ha
brillado por su ausencia. Momentos en la historia del toreo en los que no ha
habido un grupo de toreros lo suficientemente capacitados e interesantes como
para encabezar el escalafón y "echar" a las figuras del toreo del
momento. Ahora sí que hay razones para creer. Ahora sí que hay una buena baraja
de toreros para ir renovando poco a poco el escalafón. Creamos en ellos.
Démosles oportunidades. Los primeros los aficionados, exigiendo la inclusión de
esos jóvenes con futuro en los carteles de relumbrón. Y después aquellos que
manejan los hilos del toreo en cualesquiera de sus muchas vertientes. Dentro de
equis años no lo sabremos. Ahora se puede. Ahora hay futuro. Ojalá que dentro
de no mucho tiempo los aficionados tengamos motivos para estar contentos y no
nos tengamos que lamentar por el callejón sin salida en el que se puede
convertir esto si dejamos pasar este buen momento que atraviesa la Fiesta en
cuanto a hombres de oro se refiere. Pero de oro del bueno, del que brilla a la
legua, no de aquel que..., en fin, ya saben lo que dice el refrán que acabó
haciendo el moro.
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